Una de las cosas que más me gusta de jugar rol es la posibilidad de sorprenderme. Generalmente sucede al encontrarse con un monstruo o PNJ memorable, o también al participar de una aventura o historia atrapante, con giros inesperados. Además de esto, yo siempre disfruto de descubrir a mi personaje. Algunos dirán que el personaje ya está presente en la hoja de personaje, detallado en sus atributos, habilidades, beliefs, pero para mí, eso es solo una parte, es como leer el expediente de una persona en comparación con conocerla cara a cara. La forma de que un personaje se vuelva tridimensional o cobre vida es a través del juego, de su intervención en el desarrollo de una historia, de sus acciones y las consecuencias que tendrán en el mundo. Pero, nuevamente, conocemos solo una parte del personaje, la parte externa. Un personaje verdaderamente vivo tiene intereses, dudas, conflictos, miedos, relaciones. Hay juegos que requieren tener un personaje bastante definido, con creencias y motivaciones, pero así y todo son solo un Frankenstein, un Pinocho, les falta esa chispa que los haga vivir, que los convierta en una persona en todo sentido.
Acá voy a proponerles una forma de lograr que un personaje adquiera vida. Así como un niño empieza a comprender el mundo en la etapa que pregunta "¿por qué?" todo el tiempo, nosotros haremos algo similar.
El Mundo de los Por qué
Una sencilla pregunta como por qué esconde una gran profundidad. Por qué no es una pregunta cualquiera, no es como preguntar de qué color es el cielo, o cuál es la composición química del amoníaco. Por qué es una pregunta infinita, fractal, que esconde varias respuestas y otras preguntas. Al preguntarse por qué estamos haciendo andar una gran maquinaria de conocimiento, experiencia, duda, crítica y análisis. Por qué va a ser nuestra chispa, nuestra palabra mágica para darle vida a nuestros personajes.
Nuestro proceso va a ser una serie de por qués. La idea es que cada acción, o al menos las acciones más importantes del personaje, sea acompañada de esta pregunta, buscando saber por qué el personaje hace esa acción en ese momento. Respuestas pueden haber muchas, algunas más adecuadas a la situación, otras menos, algunas nos gustarán y otras no tanto.
Ejemplo: un grupo de aventureros integrado por un humano mago, un elfo explorador, un humano ladrón y un enano guerrero, se encuentra en una taberna, disfrutando de un merecido alimento, hasta altas horas de la noche. En un momento de la velada, el humano ladrón decide hurgar algunas bolsas, mochilas y bolsillos en busca de algo de valor; monedas, gemas, joyería, pergaminos, cualquier cosa. Frenemos un segundo y usemos la palabra mágica: por qué. ¿Por qué el ladrón se pone a robar ahora? ¿no tiene plata para seguir comiendo y bebiendo? ¿quiere recuperar lo gastado y un poco más? ¿quiere saber si encuentra algo interesante? ¿quiere encontrar algo específico? Todas estas preguntas (y muchas otras) pueden surgir de la palabra mágica por qué. Detrás de cada una de estas preguntas existe una motivación, un rasgo o una historia para completar al personaje. Veamos:
¿No tiene plata para seguir comiendo y bebiendo? La respuesta podría ser que es glotón, fiestero, o simplemente quiere demostrar que tiene recursos suficientes.
¿quiere recuperar lo gastado y un poco más? La respuesta podría indicar inseguridad, codicia.
¿quiere saber si encuentra algo interesante? La respuesta podría ser que lo hace por curioso, por aburrise fácilmente.
¿quiere encontrar algo específico? En este caso la respuesta puede remitir a alguna historia previa del personaje. Acaso está buscando algún objeto mágico perdido, o tal vez un viejo poema o hechizo familiar.
Como se puede ver, luego de preguntarse por qué el PJ haría tal acción, y meditar un poco, podemos descubrir aspectos de nuestro personaje. Podríamos elegir que el ladrón lo hace por curioso, agregando ese aspecto (Curioso) a la personalidad del mismo.
En algunos juegos los personajes ya arrancan con ciertos aspectos o perfiles definidos. En esos casos, preguntarse por qué puede confirmar alguno de esos aspectos o contrastarlo con la posible respuesta. Lo bueno de poder contrastar la respuesta a un por qué con algo que ya tengamos definido previamente del personaje es que podemos confirmar o generar un conflicto o duda en el personaje. Estos momentos de conflicto son interesantes para rolear o interpretar, y son una oportunidad para hacer crecer al personaje, sea reafirmando sus conceptos luego de una crisis, o bien evolucionando y cambiando hacia otros nuevos.
Me cuesta mucho decidir cuándo definir un nuevo aspecto
Una alternativa a detenerse a considerar distintos por qués y definir si se incorpora como aspecto al personaje o no es la de tirar un dado. Para ello debemos considerar cuán intensa fue la situación o la experiencia para el personaje. Una experiencia leve podría pasar sin dejar huella en el personaje. Una experiencia intensa podría marcar al personaje de por vida. Para hacer simple el asunto consideraremos tres niveles de intensidad: Leve, Moderada, Intensa. Una vez definida la intensidad de la experiencia arrojamos 1d6. Si la experiencia es Leve, quedará marcada en el personaje con un resultado de un 1 en el dado. Si la experiencia es Moderada, quedará marcada en el personaje con un resultado de 1-3 en el dado. Si la experiencia es Intensa, quedará marcada en el personaje con un resultado de 1-5 en el dado. También podemos usar una tirada de dado si en algún momento no podemos decidir cómo actuará el personaje. Para ello haremos una tirada exactamente igual a la anterior, determinando la intensidad de la situación y luego haciendo la tirada. Si el resultado obtiene un resultado acorde a la intensidad, se habrá actuado bajo influencia de ese aspecto, de lo contrario el personaje podrá realizar cualquier acción alternativa que desee. Estas tiradas pueden ayudar a definir también si un personaje actúa siguiendo uno u otro posible aspecto, haciendo una tirada para cada aspecto que compita.
Intensidad de los aspectos
Teniendo en cuenta las intensidades de las experiencias al momento de generar un aspecto podemos, opcionalmente, agregar el detalle de la intensidad de dicho aspecto. Por ejemplo un aspecto generado por una situación de intensidad Moderada será un aspecto moderado en el personaje.
Cambios en los aspectos
Para que el personaje no se vuelva una cosa estática, puede ir cambiando de aspectos. Cuando un personaje tenga alguna vivencia que ponga en conflicto un aspecto, o fomente un aspecto contrario nuevo, puede ser una decisión consciente, como ya dijimos al principio, interpretando el conflicto y luego decidiendo por alguna opción, o podemos recurrir a los dados nuevamente. Para saber si el aspecto cambia por algún otro o deja de ser una influencia en el personaje, basta con tirar el dado de la misma manera que ya hacemos, pero esta vez si el resultado es exitoso (por debajo de los valores indicados) el aspecto permanecerá. Si el resultado no es exitoso, el aspecto se eliminará, o cambiará por el aspecto con el que está en conflicto.
En resumen:
- Si el personaje actúa en una situación relevante, preguntarse por qué actuaría así. Buscar la respuesta más adecuada y anotarla como aspecto de personalidad.
- Opcionalmente se puede tirar un dado para saber si esa experiencia marca al personaje con un aspecto o no, previamente definiendo si la intensidad de esa experiencia es Leve (1), Moderada (1-3) o Intensa (1-5).
- Opcionalmente se puede agregar la intensidad de la experiencia al aspecto.
- Los aspectos son dinámicos y pueden cambiar al vivir nuevas experiencias y preguntarse por qué el personaje actúa de esa manera. Contrastar con aspectos existentes y decidir si la acción es acorde a alguno de ellos o contrario, provocando una duda o conflicto interno que pueda derivar en algún cambio de aspecto.
- Opcionalmente se puede arrojar un dado para saber si un aspecto existente cambia ante una situación que lo ponga a prueba.
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